Colon irritable, Fibromialgia y Emociones
Cuando el cuerpo Habla
El cuerpo tiene un lenguaje que muchas veces la mente no logra traducir. Dolores persistentes, trastornos digestivos, fatiga inexplicable: síntomas que no siempre encuentran una causa médica clara, pero que sí guardan una relación estrecha con la vida emocional.
Dos condiciones muy frecuentes en la consulta —el síndrome de intestino irritable y la fibromialgia— son ejemplos paradigmáticos de este fenómeno. Aunque son patologías diferentes, comparten algo esencial: son expresiones del cuerpo que suelen ir de la mano de un sufrimiento emocional profundo, muchas veces silenciado o poco nombrado.


Fibromialgia:
El dolor invisible
La fibromialgia es un trastorno crónico caracterizado por dolor musculoesquelético generalizado, fatiga persistente y alteraciones del sueño. Al igual que el SII, es una condición sin causas orgánicas identificables, pero con un gran impacto en la calidad de vida.
Las personas con fibromialgia suelen presentar mayor reactividad emocional, hiperalerta corporal, antecedentes de vivencias traumáticas o vínculos complejos. Estudios como el de Häuser et al. (2015) señalan una relación directa entre los factores psicoemocionales y la intensidad de los síntomas.
Además, muchas personas con fibromialgia experimentan lo que se llama “alexitimia”, es decir, la dificultad para identificar, nombrar o expresar emociones. Esa carga emocional no expresada encuentra su canal en el cuerpo, que responde con dolor, tensión y agotamiento.
Mente, cuerpo y escucha
En ambas condiciones, los síntomas son reales y merecen atención. Pero también merecen una mirada que contemple la historia emocional, los vínculos, las cargas invisibles, los mandatos, la culpa o el miedo. Lo emocional no es “solo emocional”: se siente, se padece y también se expresa físicamente.
Colon irritable:
Cuando el intestino siente
El síndrome de intestino irritable (SII) se manifiesta a través de dolor abdominal, gases, hinchazón, diarrea o constipación. Es un trastorno funcional, lo que significa que no hay daño estructural detectable, pero sí un mal funcionamiento del sistema digestivo.
Lo que se conoce menos es que el intestino está estrechamente conectado con el cerebro mediante el eje intestino-cerebro, una vía de comunicación neuroquímica que regula tanto funciones digestivas como emocionales. El 90% de la serotonina —un neurotransmisor clave en el estado de ánimo— se produce en el intestino.
Estudios recientes (Mayer et al., Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, 2015) muestran que el estrés crónico, la ansiedad, la tristeza sostenida y también los antecedentes de trauma emocional, pueden alterar esta regulación y dar lugar a trastornos como el SII.
En otras palabras: el colon irritable no es solo un problema del cuerpo, sino un síntoma que puede reflejar un exceso de exigencia, una emocionalidad contenida o incluso un sistema de alerta que no encuentra otra vía de expresión.

Como psicóloga clínica, mi propuesta es acompañar estos procesos con respeto, sensibilidad y profundidad. Escuchar el cuerpo no solo como un órgano que falla, sino como una voz que pide ser tenida en cuenta.
Lic. Psic. Mariana Sánchez Lanzillotti
www.psicologaclinica.uy