Narcisismo, Antisocialidad y Psicopatía: Comprendiendo las diferencias

Por Lic. Psic. Mariana Sánchez Lanzillotti – Psicóloga

En la práctica clínica y en los vínculos cotidianos, es común escuchar expresiones como: “mi ex es un narcisista”, “ese jefe es un psicópata”, o “no tiene empatía, es antisocial”. Si bien estos términos circulan en el lenguaje popular, muchas veces se utilizan de forma indiscriminada, sin conocer las diferencias entre estas estructuras de personalidad.

Como psicóloga, me parece fundamental aportar claridad sobre estas configuraciones, no solo por su valor clínico, sino también porque muchas personas han sufrido o sufren los efectos de vincularse con sujetos que presentan estos rasgos. Poder identificarlos ayuda a comprender lo vivido, a ponerle nombre y, sobre todo, a trazar límites para protegerse emocionalmente.

Trastorno Narcisista de la Personalidad (TNP)

En este caso hablamos de un patrón persistente de grandiosidad, necesidad excesiva de admiración y falta de empatía. Quienes presentan este trastorno suelen tener una imagen inflada de sí mismos, construida para sostener una autoestima muy frágil y dependiente de la validación externa.

Les cuesta aceptar críticas, pueden mostrarse arrogantes y tienden a relacionarse desde la superioridad o el control. En los vínculos, suelen buscar reconocimiento constante y reaccionar con desprecio o indiferencia cuando no lo obtienen.

 

Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP)

Caracterizado por un patrón de desprecio y transgresión de los derechos de los demás. Las personas con TAP suelen mentir, manipular, violar normas sociales y actuar con impulsividad, sin experimentar culpa ni remordimiento.

Pueden parecer encantadoras o seductoras, pero estas actitudes están al servicio de sus intereses. Tienen dificultades para establecer vínculos duraderos y no suelen hacerse responsables por las consecuencias de sus actos. Es común que su historia esté marcada por conductas problemáticas desde edades tempranas.

 

Psicopatía

La psicopatía no es un diagnóstico clínico formal, pero se entiende como una forma extrema dentro del espectro antisocial. Se caracteriza por una combinación de insensibilidad emocional, frialdad afectiva, manipulación calculada y ausencia total de empatía y culpa.

A diferencia del perfil antisocial más impulsivo, el psicópata actúa con frialdad y planificación. Su conducta no está guiada por reacciones emocionales desbordadas, sino por un cálculo instrumental. Suelen ser persuasivos, carismáticos y altamente adaptados en lo superficial, lo que los hace aún más difíciles de detectar.

Reflexión clínica

Desde la experiencia clínica, puedo afirmar que este tipo de estructuras no suele llegar espontáneamente a consulta psicológica. Y esto tiene sentido: se trata de configuraciones en las que no hay un registro subjetivo del daño causado, ni de sufrimiento propio por el modo de vincularse.

Generalmente, quienes consultan son personas que han sido afectadas por estos perfiles: parejas, familiares, compañerxs de trabajo. Son ellxs quienes experimentan el malestar, el desgaste emocional o la confusión tras haber estado vinculados con alguien que no reconoce responsabilidad en sus actos ni registra el dolor ajeno.

Por eso es importante no solo conocer estas características, sino también animarse a nombrarlas, a hablar de ellas, y si es necesario, buscar orientación profesional para fortalecer los propios límites y recuperar el bienestar.

Lic. Psic. Mariana Sánchez Lanzillotti
Psicóloga – Atención presencial y online
Montevideo, Uruguay